lunes, 25 de julio de 2011

Guadalupe Muro: Los hombres le temen más que a los dragones


una mujer escribe

y en lugar de estudiar
tiñe su pelo, tiene un aborto, pasea desnuda
permeable a las opiniones que van en el aire como mariposas
y se adhieren a la piel
¿como sanguijuelas?

va a ser tapa del diario?
va a estar en la boca de las vecinas?
va dejando una estela de murmullos a su paso
escribe lindo
y qué

quedará emparedada en una antología

se mira a sí misma
objetivamente
se burla de lo que ve
cree que es invencible

los hombres le temen
más que a los dragones

temen que los alcance con su sombra y temen
al vacío después
de que la expectativa se destruya

no saben lo que el amor es
saben lo que debería ser,
lo insatisfactorio de la práctica respecto a la teoría

el amor no existe
existe un telar donde se entrelazan el placer y el deseo

ella teje
hermosas y coloridas mantas que
dan calor en verano y no abrigan en invierno

está atada a la cama
el placer la colma y la vacía
la deja caer como un ancla

acabó y volvió a empezar
él se fue y regresó
sin novedades
ni canas
ni plata

el hilo se cortó
las causas no reconocieron sus efectos
sus errores no le enseñaron nada
dudar, perseverar

crecer
no es fácil
tampoco lo es no desvanecerse

cuando era de nieve
su cuerpo se derretía
hoy de hielo su cuerpo se parte

crecer es cubrirse de migas

ella se entumeció en el lento en el frío arrullo
del tiempo

parada al costado de la ruta
haciendo dedo
esperando el colectivo

siempre en la eternidad

en un agobio insoportable

una felicidad tan intensa
de la que sólo puede desconfiar

nada es serio
la mujer que escribe
se sienta
y suena el teléfono
la gata maúlla para entrar
hay que sacar la basura
la gata maúlla para salir

ella se sienta y escribe

y está rota
pero no es una circunstancia
creció de golpe
y lo que se rompe
se arma solo
de una manera: rota

era una niña la primera vez
era una niña la segunda, todavía en la tercera y en la cuarta
pero ya no
luego no

cada vez que piensa en el pasado
oye ese ruido a lo lejos,
en la oscuridad del pasillo
alguien pisa un juguete.


Si yo fuera la presidenta

de todos los argentinos y todas las argentinas
¿practicaría en el espejo?
Si yo fuera la presidenta
llegaría muerta de hambre a casa
y vos en la cocina esperando con sopita Knorr?
Me comería todos los petifua en las reuniones
o me llevaría una vianda en un taper?
(le pediría a mi secretaria que se vaya de una corridita
a comprar comida al restaurante peruano de congreso)
llegaría a la noche demolida, tendría
voluntad para lavarme los dientes?
para tomar una cerveza en Pachamama?
Acostada al lado tuyo, te pediría por favor
que me leas un cuento, vos dirías tranquila princesa
va a estar todo bien, va a salir todo bien…
A dónde se van?
a dónde se van todos cuando se van de la plaza?
con esa euforia, con esas ganas de hablar, con este frío...
Si yo fuera la presidenta me los llevo a tomar vino a mi casa.
En qué momento me pinto las uñas? quién haría la comida?
quien se ocuparía de que en casa siempre haya
papel higiénico?
Si yo fuera la presidenta tendría sueño? tiempo? ganas?
y si la presidenta tiene náuseas? y si se embaraza?
y si quiere dormir todo el día? y si se enamora
del ministro de economía?
Y si se harta? Y si le dan unas ganas bárbaras 
de irse volando en helicóptero?



Guadalupe Muro (Bariloche,1985)