miércoles, 21 de septiembre de 2011

Sandro Penna: Sólo un chico escucha mi voz




Noche bella, reduce mi pena.
Atorméntame, si quieres, pero hazme fuerte.


*


Yo en la rada seguía a un chico encantado
solo de sí, entre escasas luces. Sólo yo
mantenía al chico suspendido del mundo.


*


Se desborda en la húmeda noche en silencio
el río. Adiós seco vigor de mi juventud.


*


¿Hace más daño el inocente o el delincuente?
Si tú hablas de amor, el inocente.


*


Sólo un chico escucha mi voz.
Y de mí habla el mundo: árido bien.


*


Cuando la luz llora sobre las calles
quisiera en silencio a un chico abrazar.


*


Después vuelto el rostro hacia la almohada
sonreía a sí mismo, con beato rubor.


*


Y luego estoy solo. Queda
la dulce compañía
de luminosas e ingenuas mentiras.


*


Ligera se precipita sobre el bien y el mal
su dulce prisa de gozar.


*


Tú me dejas. Dices “la naturaleza…”
Qué saben las mujeres de tu belleza.


*


No existe ya aquella gracia fulminante
sino el soplo de algo que vendrá.


*


El mundo que parece de cadenas
está todo tejido de armonías profundas.


*


Quizás juventud sea sólo éste
perenne amar los sentidos
y no arrepentirse.


*


Aire de primavera
invade la ciudad.
A los niños la noche
aumenta la edad.


*


Me oculte la noche y el dulce viento.
De mi casa expulsado y a ti vendido
mi  romántico amigo, lento río.

Miro el cielo y las nubes y las luces
de los hombres allá abajo tan lejos
siempre de mí. Y no sé a quién quiero
amar ahora si no es mi dolor.

 La luna se oculta y luego reaparece
-lenta vicisitud inútilmente movida
sobre mi cabeza cansada de mirar.


*


Yo quisiera vivir adormecido
en el dulce rumor de la vida.


*


Anochece. Yo capturo un olor
de cuerpo y hierba. Y mi día está enamorado.


*


Siempre chicos en mis poesías!
Pero yo no sé hablar de otras cosas.
Las otras cosas son todas tediosas
Yo no puedo cantar Obras Pías.
  
 
*


Amor, amor
alegre deshonor


*

He encontrado mi angelito
en una dudosa platea.
Fumaba un cigarrillo
y tenía los ojos brillantes.



Sandro Penna: (1906-1977, poeta italiano)
De  Una extraña alegría de vivir

Traducción: Carlos Vitale y Trinidad Blanco de García