jueves, 28 de julio de 2011

Emily Dickinson: El pasto tiene tan poco que hacer



El pasto tiene tan poco que hacer-
una esfera de simple verde-
sólo con mariposas que abrigar
y abejas que entretener-

y agitarse todo el día ante las lindas tonadas
que la brisa le va alcanzando-
y mantener a los rayos de luz en su falda
y hacerle reverencias a todo-

y enhebrar el rocío toda la noche, como perlas-
y volverse tan sutil
que una Duquesa sería gente ordinaria
como para darse cuenta-

e incluso cuando muere- lo hace
con aromas tan divinos-
como humildes especias, listas para dormir-
o si no como nardos, pereciendo-

y después, residir en soberanos graneros-
y dejar atrás los días soñando,
el pasto tiene tan poco que hacer
que yo quisiera ser un fardo de pasto seco-


The Grass so little has to do –
A Sphere of simple Green –
With only Butterflies to brood
And Bees to entertain –

And stir all day to pretty Tunes
The Breezes fetch along –
And hold the Sunshine in its lap
And bow to everything –

And thread the Dews, all night, like Pearls –
And make itself so fine
A Duchess were too common
For such a noticing –

And even when it dies – to pass
In Odors so divine –
Like Lowly spices, lain to sleep –
Or Spikenards, perishing –

And then, in Sovereign Barns to dwell –
And dream the Days away,
The Grass so little has to do
I wish I were a Hay –

Emily Dickinson  (Amberst, Massachusetts 1830-1885)
Versión de Tomás Maver

lunes, 25 de julio de 2011

Guadalupe Muro: Los hombres le temen más que a los dragones


una mujer escribe

y en lugar de estudiar
tiñe su pelo, tiene un aborto, pasea desnuda
permeable a las opiniones que van en el aire como mariposas
y se adhieren a la piel
¿como sanguijuelas?

va a ser tapa del diario?
va a estar en la boca de las vecinas?
va dejando una estela de murmullos a su paso
escribe lindo
y qué

quedará emparedada en una antología

se mira a sí misma
objetivamente
se burla de lo que ve
cree que es invencible

los hombres le temen
más que a los dragones

temen que los alcance con su sombra y temen
al vacío después
de que la expectativa se destruya

no saben lo que el amor es
saben lo que debería ser,
lo insatisfactorio de la práctica respecto a la teoría

el amor no existe
existe un telar donde se entrelazan el placer y el deseo

ella teje
hermosas y coloridas mantas que
dan calor en verano y no abrigan en invierno

está atada a la cama
el placer la colma y la vacía
la deja caer como un ancla

acabó y volvió a empezar
él se fue y regresó
sin novedades
ni canas
ni plata

el hilo se cortó
las causas no reconocieron sus efectos
sus errores no le enseñaron nada
dudar, perseverar

crecer
no es fácil
tampoco lo es no desvanecerse

cuando era de nieve
su cuerpo se derretía
hoy de hielo su cuerpo se parte

crecer es cubrirse de migas

ella se entumeció en el lento en el frío arrullo
del tiempo

parada al costado de la ruta
haciendo dedo
esperando el colectivo

siempre en la eternidad

en un agobio insoportable

una felicidad tan intensa
de la que sólo puede desconfiar

nada es serio
la mujer que escribe
se sienta
y suena el teléfono
la gata maúlla para entrar
hay que sacar la basura
la gata maúlla para salir

ella se sienta y escribe

y está rota
pero no es una circunstancia
creció de golpe
y lo que se rompe
se arma solo
de una manera: rota

era una niña la primera vez
era una niña la segunda, todavía en la tercera y en la cuarta
pero ya no
luego no

cada vez que piensa en el pasado
oye ese ruido a lo lejos,
en la oscuridad del pasillo
alguien pisa un juguete.


Si yo fuera la presidenta

de todos los argentinos y todas las argentinas
¿practicaría en el espejo?
Si yo fuera la presidenta
llegaría muerta de hambre a casa
y vos en la cocina esperando con sopita Knorr?
Me comería todos los petifua en las reuniones
o me llevaría una vianda en un taper?
(le pediría a mi secretaria que se vaya de una corridita
a comprar comida al restaurante peruano de congreso)
llegaría a la noche demolida, tendría
voluntad para lavarme los dientes?
para tomar una cerveza en Pachamama?
Acostada al lado tuyo, te pediría por favor
que me leas un cuento, vos dirías tranquila princesa
va a estar todo bien, va a salir todo bien…
A dónde se van?
a dónde se van todos cuando se van de la plaza?
con esa euforia, con esas ganas de hablar, con este frío...
Si yo fuera la presidenta me los llevo a tomar vino a mi casa.
En qué momento me pinto las uñas? quién haría la comida?
quien se ocuparía de que en casa siempre haya
papel higiénico?
Si yo fuera la presidenta tendría sueño? tiempo? ganas?
y si la presidenta tiene náuseas? y si se embaraza?
y si quiere dormir todo el día? y si se enamora
del ministro de economía?
Y si se harta? Y si le dan unas ganas bárbaras 
de irse volando en helicóptero?



Guadalupe Muro (Bariloche,1985)

Martín Maigua (Salta,1978): Pensarás en mí como en una piedra suspendida en el espacio



Quasar

Digo, esta es mi visión a la distancia: antes, mucho antes de llegar a esta piedra,  a esta hora de montaña en la alta puna, a este horizonte de nubes arriba desarmándose,  he vivido en otras formas los impulsos de un final, pero ninguna como ahora. Cuento la vez que estuve en Mali, ensoñado por la tierra y la música de artistas, buscando dioses en los pensamientos de humo y el culto negro de las brujas; o aquellas noches de Tupiza, arañado por el hambre y las uñas del frío, tratando de menguarlos con el sueño y la verde hoja de coca, la santa madre de los remedios. Y cuento la vez de Cachi, ante el nevado de sus amaneceres, cuando todos hablaron de esta aparición nocturna: una luz en éxtasis y un estallido aflorando, esparciéndose rápido por el espejo de Brealito hacia el fondo de la laguna. Cuento las veces que me dije: todo ha sido mucho, y nada suficiente; sin embargo, llega el tiempo de irse. Solito, como un diablo, irse. Y me recuerdo diferente en esos casos, ya lejos de mí; el corazón bombeando todavía loco, latiendo a pulso de tormenta, de carnaval, enceguecido por los rayos.

*

Es la hora. Nos acaricia el rayo y en el estampido, bajo el polvo, el planeta es esta geografía de átomos desorbitados, constelando pura emoción. Me voy quedando silencioso sobre el contorno de la cordillera, hago fugaz el reconto y me inundo de poblaciones. Pasan los recuerdos, todos juntos, como pequeñas ventanitas de cine. Veo tu figura en un cometa que viene de lejos, y sucede el eclipse: dos cuerpos animados por la gravedad, enfrentados a la línea del ojo. Se suspende el ruido y sus verdades: la fuga del carbono, la sensibilidad de la energía, la expansión de la materia, el primer sonido, las olas de tiempo; y presiento que nos vamos naciendo nuevamente, caprichosamente, por esa traslación y rotación de un algo que llamamos vida. Pero sólo es pensamiento, como ahora, que vos y yo nos parecemos y estamos solos en un cuarto, nuestra selva caudalosa de ternura, dos meteoritos encumbrando su destino.

*

Lo que sentimos es una explosión. Hay algo viniendo, llamándonos. Podríamos salir a las calles y ver hacia arriba expandirse la luz, ser azotados por ella sin entender. Pensemos que somos tan ínfimos. Vos estás sentada a mi lado tarareando una canción acerca de lunas, pájaros y monstruos. Me mirás en el reflejo de la ventana, hacés muecas, me sonreís. Te acordás de la primera vez que te invité a dormir, en que pusimos esa canción suelta con trasfondo melodioso de jueguito electrónico japonés. Si las estrellas fueran del tamaño de una gota las juntarías en un frasco, me decís. Y es un sentimiento exquisito, como estar juntos en una película en el momento cumbre de la escena sexual. Un dejarnos ir por la borda en plena caída hacia una nueva dimensión, sin miedo a golpearnos con todo, y en el final cumplir con olvidarnos.

*

Tal vez deba quedarme dormido. Y de lejos ir escuchando tu voz. Atravesar a oscuras el imaginario túnel de un tiempo cíclico, en espiral. Vos me dirás que me fije en lo que va diciéndome el sueño, que soy un cosmos invisible flotando en esa ola de infinito plano interior. Te quedarás mirando mi cuerpo tendido a lo largo de la cama neutra. Y pensarás en mí como una piedra suspendida en el espacio adentro. Una piedra yendo a la distancia de los astros y galaxias, cuyo viaje no es del tiempo de este mundo, donde todo es convencional, y nada más que una ficción.

Martín Maigua (Salta,1978)
Quassar es un poema inédito